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éxito
que esperaban publicar y llevar a congresos. Espero que no tuvieran
más “éxitos“ como la intervención que hicieron a mi hijo Edgar, que sobrevive desde entonces en estado vegetativo (coma vigil),
enlazando todo tipo de infecciones y precisando atención médica
continua.
Porque
el Dr. Mulet, desde que dejó a mi hijo en este estado y hasta el día
de hoy, no se ha dignado en darnos una explicación, ni se ha
interesado jamás por el estado de salud de Edgar, a pesar de
habernos cruzado con él muchas veces dentro del hospital. El mismo
comportamiento, desde entonces, ha tenido el Dr. Mortera. ESTO
NO ES HUMANO.
Mi
hijo también ha sido víctima del corporativismo de los médicos.
El Dr. Mulet tenía mucho peso entre sus colegas y más en el Colegio de
Médicos; a éste le enviamos un requerimiento notarial
dirigido a su presidente, Dr. Bruguera, contándole lo que
habían hecho con la vida de nuestro hijo. Su respuesta fue que no
podían entrar en el tema por estar éste en litigio. En mi opinión,
esto no tiene nada que ver, ya que son dos vías paralelas.
El
forense Javier Dolado también hizo gala de su corporativismo
en el informe que le pidió el juzgado, en el que concluyó diciendo
que las lesiones que sufría mi hijo eran atribuidas exclusivamente
al riesgo de la intervención y en ningún caso a la asistencia
prestada. Además, ni siquiera entró en lo que le pedía el
juzgado, que era aclarar lo que pasó en el quirófano.
Capítulo
aparte, merece la peritación. El corporativismo y el peso del
nombre del Dr. Mulet motivaron que cuando el juzgado solicitó al Colegio de
Médicos la comparecencia de tres especialistas (cardiólogo,
neurólogo y pediatra) para la peritación, éstos fueran negándose
sistemáticamente a la realización de dicha prueba pericial. Tras
muchos escritos aceptaron el cargo los Dres. José María
Puigdollers Colas (medicina general), Alberto Castro
Cels (cirugía cardíaca) y José Antonio Muñoz Yunta
(neurología infantil) . Entre la aceptación del cargo del primero
de ellos a la del último transcurrieron ¡¡¡ DIECISÉIS MESES
!!!.
Lo
de estos tres médicos fue, si cabe, más ofensivo todavía, ya que
hicieron su informe antes de tener en su poder la historia clínica
de Edgar, cuando ésta aún no había salido del juzgado. Es
evidente que se pusieron todos de acuerdo en decir lo mismo, que era
un riesgo de la intervención, incluso dijeron que el desarrollo de
la misma fue satisfactorio, como demostraba el estado cardiológico
de Edgar. Tampoco entraron, por supuesto, en aclarar lo que pasó en
el quirófano y, encima, tuvieron la desfachatez de pasarnos sus
honorarios, a través de mi abogado; ni que decir tiene que no les
pagamos, aparte de recurrir a la Audiencia su “trabajo”, como
sería éste, que la Audiencia les mandó repetir la pericial.
En esa segunda ocasión, y quizás por problemas de conciencia, el
cardiólogo y el de medicina general se negaron a hacerla. El gran
protagonista fue el neurólogo Dr. Muñoz que ni conociendo, ni
entendiendo ni sabiendo interpretar las gráficas de quirófano, se
lanzó al vacío, en una desvergonzada ofensa a su mismísima
profesión.
¿Por
qué si quedarse en estado vegetativo (coma vigil) es un riesgo de
una intervención extracorpórea, según dicen ellos, mi hijo Edgar
es el único caso que ha sufrido estos gravísimos daños cerebrales
irreversibles?. ¿Por qué no dicen que la lesión cerebral se
produjo al prescindir de la técnica de la hipotermia en la segunda
fase de la circulación extracorpórea, la cual durante 50 ó 60
minutos que duró fue realizada en NORMOTERMIA?. Esto sólo tiene un
nombre: MALA PRAXIS MÉDICA.
Nuestro
abogado, el Sr.
Luis
Carreras del Rincón iba acompañado por la Dra. Erika
Mendoza, que vino desde Alemania (donde reside), en esa
comparecencia y los jueces no la dejaron intervenir. No les
interesaba la búsqueda de la verdad (lo primero que un juez debe
buscar), ya que en la pericial que hicieron de mi hijo, la Dra.
Mendoza y el Dr. Hans-A. Berger reflejan perfecta y detalladamente
todo lo ocurrido en el quirófano, y que causó el gravísimo estado
en que está mi hijo Edgar. Este informe nos representó un tremendo
esfuerzo, ya que no nos facilitaron la historia clínica.
En
todo el proceso judicial sólo nos llamó a declarar, en la vía
civil, el juez Valdivia. Él me preguntó si el Dr. Mulet me
había informado de que uno de los riesgos de la intervención eran
los daños cerebrales que sufrió mi hijo Edgar. Mi respuesta fue
contundente: NO, ya que de haber sido informada de ellos, JAMÁS
le hubiese operado. Sólo me habló de un riesgo de muerte, pero
que, este miedo a la muerte, teníamos que vencerlo, porque no
se podía privar a nuestro hijo de que tuviera una buena calidad de
vida. El juez Valdivia no me hizo más preguntas y, dirigiéndose a
la sala, dijo: “Todos hemos podido comprobar que nos dice la
verdad y ha conseguido ponerme los pelos de punta“. Dijo que no
iba a hacerme más preguntas y que utilizaría todos los medios con
los que contaba para hacer justicia.
Salí
de allí con la esperanza de que iba a cumplir lo que había dicho.
La sorpresa fue que, en tan sólo una semana, dictó una sentencia
demencial, ascendió y se incorporó inmediatamente a la Audiencia.
¡¡¡Qué casualidad !!!.
Este
sistema sanitario, judicial y social ha fallado totalmente con mi
hijo Edgar y su familia. Espero que llegue el día en que la
responsabilidad patrimonial a la que se tiene derecho a reclamar a
la Administración, cuando en un hospital te causan un daño mayor
del que tenías antes de entrar, sea aplicada de oficio y se
indemnicen económicamente todos y cada uno de los daños causados y
de forma inmediata, antes de salir del hospital. Siendo así,
establecido por ley, sería entonces la propia Administración
la primera interesada en depurar y apartar a estos médicos
irresponsables y negligentes. Además, por supuesto, siempre quedaría
abierto el derecho de las víctimas a denunciar a los responsables
de esos daños, por vía penal o civil.
Porque
el Sr. Manuel del Castillo Rey, gerente del Hospital San
Juan de Dios, desde hace tres años, está intentando por todos los
medios que nos llevemos a nuestro hijo Edgar de ese centro
hospitalario. Ignoro la razón de esta actitud, pero, cualquiera que
sea, es del todo injusta e ilegal, en el fondo y en la forma. El Sr.
Del Castillo ha llevado esta situación hasta el límite de mis
fuerzas, hasta el punto de verme obligada a ponerle una denuncia en
el Juzgado el día 26 de Julio de 2006.
Porque
es que lo que han hecho y están haciendo con mi hijo Edgar es tan
deshumanizado, despiadado y cruel que tengo, como madre, la obligación
de denunciarlo a través de esta página al mundo entero, porque no
puede quedar silenciado tanto sufrimiento, tanta indefensión y
tanta injusticia.
Tanto
las víctimas de negligencias médicas como sus familias somos el
colectivo más desamparado de esta sociedad, en la que algunos médicos
parecen estar por encima de la Ley y muchos jueces se lo permiten. ¿POR
QUÉ?.
Esta
página es mi grito de justicia, justicia que seguiré reclamando
mientras viva.
Anuncio
del fallecimiento de nuestro hijo Edgar: El
día 19
de Diciembre de 2006
falleció nuestro hijo Edgar.
En su corta vida ha sido una víctima, ha sufrido todo un calvario
ante la indiferencia de un sistema (sanitario, judicial y humanitario)
que no ha funcionado.
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